En la temprana carrera espacial entre Hevelius y Van Langren surgió un tercero en discordia que aprovechó sus trabajos y los ordenó de modo sincrético, eligiendo lo que consideraba más ajustado de cada uno de ellos. El jesuita Giovanni Riccioli decía preferir a Van Langren en la nomenclatura, pues consideraba que los nombres dados por Hevelius eran demasiado arcaicos y los accidentes geográficos de la Luna no se correspondían tan exactamente con los de la Tierra que les dan nombre. Las correcciones a la lista de Van Langren consisten principalmente en la exclusión de los nombres de la realeza y los eclesiásticos. Su propuesta incluye principalmente autores que hubieran destacado en la ciencia de la Astronomía, contemporáneos o pertenecientes a otros tiempos. También decidió sustituir las cualidades morales por nombres relacionados con el tiempo atmosférico (Nubes, Tempestades…) dado el extendido conocimiento de que la proximidad de la luna afecta al clima terrestre.
Riccioli dividió el mapa de luna dibujado por Grimaldi en octavos designados mediante números romanos. Muchos de los nombres tienen que ver con esa división cartográfica. En la parte superior del mapa colocó a los sabios griegos, sobre todo en los octavos I, II y III (Platón, Atlas, Arquímedes). En IV, V y VI puso nombres de personalidades ilustres de la historia y la literatura de Roma (Julio César, Tácito). Los octavos de la parte inferior incluyen sabios medievales y árabes (Alfonso X, Azarquiel). Los astrónomos más recientes están ubicados en los octavos V, VI, VII y VIII. Justificó esta agrupación por afinidad filosófica y proximidad histórica.
A la hora de otorgar nombres Riccioli siguió un método de oposición, de modo que cada denominación tuviese un contraste. Así, el Mar de la Fertilidad (Mare Fecunditatis) se opone a la Tierra de la Esterilidad (Terra Sterilitatis); el Mar del Frío (Mare Frigoris), a la Tierra del Calor (Terra Caloris). Estos contrastes normalmente se sitúan en una relativa proximidad: Mar de las Crisis (Mare Crisium) cerca del Mar de la Serenidad (Mare Serenitatis).
Muchos de sus nombres (dos tercios aproximadamente) se han mantenido hasta hoy. Su sistema, que superó el de sus predecesores, fue adoptado durante muchos años y el esquema seguido por los siguientes selenógrafos, que fueron añadiendo nombres según la fórmula establecida por Riccioli. Este método fue adoptado como estándar por la Unión Astronómica Internacional (IAU) en 1935.
Los estudiosos siguen preguntándose todavía cómo un jesuita como Riccioli, que en principio, por pertenecer a una orden contrarreformista, mantenía la creencia en la inmovilidad de la tierra como centro del universo, otorgó un lugar tan importante a los astrónomos heliocéntricos (Copérnico, Kepler…) designando con sus nombres los cráteres más luminosos del Oceanus Procellarum (Océano de las Tempestades). Todavía más llamativo es que él mismo, junto a Grimaldi, cuyo mapa utilizó como referencia, diesen nombre a unos cráteres muy próximos a dicho océano, en lugar de situarse junto a otros astrónomos jesuitas, reunidos alrededor de Tycho. Una posibilidad es que eligiese los cráteres más luminosos como brillante alusión a la teoría heliocéntrica; otra, que mantuviese una secreta pero insinuada debilidad hacia la teoría de Copérnico, a pesar de haber escrito en su Almagestum que los había arrojado al Océano de las Tempestades como islas flotantes por su deriva astronómica. Riccioli compartía explícitamente la teoría de Tycho según la cual la tierra permanecía inmóvil, con la luna y el sol girando alrededor, mientras los otros planetas orbitan alrededor del sol. Según sus explicaciones, los conocimientos de este astrónomo irradiaban como los rayos procedentes del cráter homónimo más brillante de la luna y se extendían a todos los demás cráteres. Hay estudiosos (Whitaker) que están convencidos, dada la cuidadosa elección de los nombres y su ubicación, de que Riccioli dejó escrita de modo figurado su adhesión a la teoría heliocéntrica.
Francesco Maria Grimaldi colaboró con Riccioli en el famoso tratado de astronomía Almagestum Novum. Fue el primero quien realizó los mapas de la luna que aparecen en la publicación.

La obra reproducida pertenece a los fondos del Real Instituto y Observatorio de la Armada. © Real Instituto y Observatorio de la Armada.