La competitividad impedía a los estudiosos de la Luna ponerse de acuerdo sobre los nombres que se debía poner a los nuevos accidentes representados y muy pronto se alcanzó un desconcierto al que no se pondría remedio hasta la creación de la International Astronomical Union, después de la Primera Guerra Mundial, a cuya decimoséptima comisión se le encomendó la tarea de aclarar la nomenclatura lunar.
En aquella época se empezó a pensar seriamente en la divergencia de nombres que existía en los principales proyectos de observación de la Luna. Un mismo accidente era nombrado de diferentes maneras dependiendo del mapa en que se encontrase. Hasta 1960 no se llegó a un acuerdo de aceptación mundial sobre la orientación que debían seguir los mapas de la Luna y la terminología que se debía utilizar, tanto en cuanto a los nombres de los accidentes como a los topónimos.
Hugh Percy Wilkins es el último selenógrafo antes de lo que se conoce como la era espacial. Su mapa de 1950 se considera es el más completo antes de la llegada del hombre a la luna. Luchó ante la International Astronomical Union, en ocasiones infructuosamente, por dar nombre a algunos accidentes reconocidos hasta ese momento en los mapas como letras. Es cofundador de la Sociedad Lunar Internacional.